(Carlos Zarur sostiene la llave que pudo abrir una de las sinagogas de la ciudad. Foto L. O. Z)
«Con la expulsión de 1492, mis antepasados, los Casim, huyeron de la ciudad a Barcelona donde tomaron un barco hacia Siria»
JOSÉ MARÍA SADIA El antropólogo Carlos Zarur y su familia
atesoran una historia fascinante, que arranca en la Zamora de la Edad Media.
Generación tras generación, sus antepasados, los Casim, han conservado varias
reliquias. Entre ellas, una llave que Zarur, mexicano residente en Estados
Unidos, presentará en el congreso «Reencuentro e historia de la aljama de
Zamora» de esta semana. A través de la bisabuela, este profesor universitario
natural de México conoció la existencia de una llave de época medieval que
abría una sinagoga de las cinco que se erigieron en las dos juderías de la
ciudad. Zarur, que ya ha visitado Zamora en sus investigaciones sobre
criptojudaísmo, quiere certificar ahora todos los detalles de un objeto que
«tiene, al menos, 521 años».
-¿Cómo descubre el origen de su familia y la existencia de
una antigua llave?
-En la familia hay varias reliquias que han sobrevivido a su
pasado en Siria. A través de la bisabuela, siempre hemos sabido, por ejemplo,
que hay un juego de llaves de la sinagoga de Osuna. La de Zamora, en
particular, la tenían unos primos en Israel. Antes de llegar a mí, la tuvo un
primo mexicano en Israel, donde a su vez la recibió de otros primos. De alguna
manera, me he convertido en guardián de esta reliquia cuando decidieron
mandármela.
-¿Por qué es usted el «guardián»?
-Es curioso, tal vez por mi dedicación como antropólogo y
porque estudio todo lo que tiene que ver con juderías sefardís y orientales. La
familia me considera el depositario de nuestra memoria. Todo gracias a que
crecí en una familia muy tradicional y, de hecho, mi primera lengua fue el
ladino por parte de mi madre, la primera que escuché.
-El ladino es la lengua sefardí?
-Efectivamente, es la lengua que utilizaban los judíos
españoles en la diáspora. No es lo mismo ladino que judeo-español, hay una gran
confusión. El ladino es un judeo-español que se fue formando fuera de la
península y adquirió palabras italianas, francesas, árabes, arameas, turcas,
griegas? Dependiendo de dónde fueron a parar estas personas.
-Así pues, ese tradicionalismo del que habla, ¿marcó su
orientación profesional?
-Claro. En la rama paterna, las tradiciones son tan fuertes
como en todas las comunidades sirias en Nueva York, México, Brasil o Argentina.
No han cambiado desde que dejaron Siria, continúan siendo sirios y la
influencia que tuve de niño fue lo que marcó mi vida profesional.
-Usted dice que la cultura sefardí ha logrado superar los
siglos lejos del territorio en el que surgió?
-Definitivamente. Las comunidades sefardíes, sin importar el
origen, son muy tradicionales, están totalmente ligadas a sus costumbres. Un
dicho afirma, precisamente, que los judíos sirios siguen viviendo en Siria
aunque físicamente no hayamos estado nunca allí.
-Explíquenos cómo una familia de origen zamorano acaba
cruzando el Atlántico.
-Mi abuelo, de Turquía, se unió a las fuerzas de la Agencia
Judía tratando de salvar hebreos durante el Holocausto, sobre todo en los
países balcánicos y acabó en Grecia, donde conoció a mi abuela. Juntos,
consiguieron salir de Salónica dos días antes de la invasión de los nazis y
tomaron rumbo a Philadelphia, aunque finalmente fueron a parar a Cuba. Allí mi
padre, natural de Líbano, conoció a mi madre, cubana. De allí marcharon a
México, donde nací yo. Emigramos a Brasil y, de ahí, a Estados Unidos.
Asimismo, mi familia paterna viene de Siria y de Líbano, la rama por la que ha
llegado la llave. Cabe destacar que los sefardíes de Siria no tienen esa
vinculación tan fuerte con España, la mayoría se arabizaron y la cultura
sefardí no sobrevivió como cultura, solo en la parte litúrgica. Fue una
verdadera sorpresa comprobar cómo esta llave había pasado a través de mi
bisabuela por numerosas generaciones. Fue de España a Italia, Siria, México,
Israel y Estados Unidos.
-Una llave con un misterioso pasado?
-El que esa llave apareciera fue el motivo de una
investigación muy seria que me llevó hasta Jesús Jambrina, el organizador del
congreso de julio. La meta ahora es comprobar lo que decía la bisabuela: que
esta llave procede de una sinagoga de Zamora. Generación tras generación, se ha
transmitido que esa llave pertenecía a la familia Casim (familia materna de la
bisabuela) dejó Zamora para viajar a Alepo, en Siria. Tomaron el barco y
llegaron al destino como muchos otros sefardíes. Este extremo lo he confirmado
con parientes en Israel, México y Estados Unidos. La familia Casim es muy
grande y solo los más cercanos a la bisabuela conocen la verdadera historia.
Hay una segunda versión: la familia Casim salió de Barcelona. Esto me llevó a
profundizar en la investigación para concluir que, efectivamente, salieron de
Cataluña, pero no eran de allí. Llegaron a esta zona con la expulsión para
coger el barco hacia Siria.
-Una reliquia que tiene, al menos, 521 años?
-No sabemos con exactitud la edad de la llave. Tras el
congreso va a ser examinada con carbono 14. Los especialistas que la han visto
la sitúan en el periodo medieval. Estudiando el pasado judío de Zamora, vemos
que hay sinagogas que datan del periodo romano, islámico y de la Edad Media, de
donde es la última sinagoga. Queremos creer que nuestra llave abría la puerta
de la más reciente, la medieval, por el estilo.
-¿Diría que el objeto tiene algo de especial?
-Es un objeto corriente, pesa unos 300 gramos y mide 15
centímetros. Es una llave antigua, no tiene grabados en hebreo. No es un objeto
conmemorativo como los que hay en Toledo, funcionó para abrir realmente una
puerta.
-Jesús Jambrina va más allá y plantea la hipótesis de que la
reliquia pertenezca a la sinagoga mayor, que estaba situada en la judería
nueva, en el actual barrio de La Lana.
-Yo creo que fue la llave de la última sinagoga, la que se
construyó años antes de la expulsión de los judíos, en 1492.
-¿Por qué se ha conservado este objeto?
-Cuando salieron de España, los judíos creían que iban a
regresar. Por eso se llevaron algunas pertenencias que esperaban volver a
utilizar. Hay muchas familias sefardíes en Turquía y en Grecia que han
mantenido las llaves de sus casas y hoy las tienen los descendientes.
-¿Es una costumbre común?
-Así es. No podían llevar ni oro ni joyas, por eso metieron
en la maleta sus llaves, aunque nunca pensaron que se convertirían en
reliquias.
-¿Conoce Zamora?
-He estado allí en dos ocasiones. He hecho investigaciones
en España sobre criptojudaísmo y el congreso de esta semana me llevará a la
ciudad por tercera vez.
-¿Se siente identificado con la ciudad en la que creció su
familia?
-Yo pude conocer a mi bisabuela muy mayor. Fue así como
conocí mi lejana vinculación con Zamora. La primera vez que vine a España fue
en 1992 con la conmemoración de los 500 años de la expulsión. Recorrimos las
ciudades en las que vinieron nuestros ancestros: Córdoba, Granada, Sevilla?
También Zamora, donde sentimos una conexión con nuestro pasado.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2013/06/30/llave-conserva-familia-pudo-abrir/689362.html
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