Introducción
La llegada de los musulmanes a la
Península va a suponer el inicio de la renovación cultural a todos los niveles
de la comunidad hebrea. Ello fue debido gracias a las posibilidades que se
abrieron al aparecer al-Ándalus, todo el norte de África y buena parte del
Oriente Medio unificados por una misma fe y una misma lengua. La rápida
arabización de los sefardíes les permitió penetrar en el mundo
filosófico-científico que se estaba desarrollando en el mundo islámico y por
otra parte recuperar el tiempo perdido con las comunidades hebreas orientales y
con los importantes centros persas de Pumbedita y Sura.
Mapamundi de Cresques Abraham.
Siglo XIV
Ante el nuevo ambiente creado a
partir del siglo viii, asistiremos al florecimiento más granado y dorado de la
cultura sefardí entre los siglos x y xii, jamás alcanzada anteriormente, ni
superada con posterioridad. La filosofía, la teología, la ciencia en general,
la gramática y la literatura, la poesía, etc., experimentan una verdadera
revolución. Se recuperaron los textos clásicos de la filosofía griega, con
especial incidencia los de Aristóteles, lo que marcará una nueva aproximación
científica al mundo natural y su estudio. Se tradujeron textos y se inició una
labor cultural de tal calibre, que terminará influyendo al mundo del
pensamiento y de la ciencia desarrollada en la Europa medieval.
La Córdoba del siglo x, la ciudad
más importante de Occidente a todos los niveles, supo aprovechar al máximo la
sabiduría de la comunidad judía. En ella existió una especie de centro de
estudios de gran prestigio en el que se estudiaban materias religiosas y
profanas, y al que llegaron alumnos de un sinfín de lugares. Otros centros más
tardíos los encontramos también en Granada y en Sevilla.
Astrónomos discutiendo
Muchos son los nombres que
conocemos, así como sus obras escritas, aunque sin duda muchos quedarán
olvidados para siempre. A lo largo del siglo x se dieron cita en Córdoba
maestros de un gran prestigio y de procendencias muy dispares como Dunash Ibn
David nacido en Fez, Menean ibn Saruq de Tortosa o Dunash Ibn Labrat procedente
de Mesopotania, y no faltaron verdaderos humanistas, en el más puro sentido
renacentista de la palabra, como Ibn Shaprut, médico, traductor, escritor,
políglota y embajador de Abd al-Rahman III.
El ocaso de Córdoba en las
primeras décadas del siglo xi tuvo por una parte la terrible consecuencia de la
dispersión de la ciencia hebrea reunida en la capital omeya, pero por otra el
enriquecimiento cultural de las cortes taifas gracias a la llegada de
importantes maestros. En este ambiente encontramos a Isaac Ibn Albalía en la
corte de al-Muttanid de Sevilla, a Joseph Ibn Nagrella en la del monarca Habbus
de Granada, al tudelano Yehuda Ha-Levi, o a Jonah Ibn Yanah, a Salomón Ibn
Gabirol y a Joseph Ibn Paquda en el reino de Zaragoza. El fruto más interesante
de tal despegue cultural de los siglos x y xi lo encontramos en Maimónides,
cordobés de nacimiento y emigrado a Egipto tras la invasión almohade.
Fuente: http://cvc.cervantes.es/artes/sefarad/sefardita/introduccion.htm
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