Agadá de Barcelona.
El carácter anicónico de la religión judía ha imposibilitado un desarrollo de la imagen comparable al que podamos ver en otras culturas, por lo que las representaciones figuradas en el ámbito de lo sagrado son por lo general bastante tardías, a pesar de que contemos con excepciones tan importantes como la sinagoga siria de Dura Europos junto al Éufrates, hoy trasladada al Museo de Damasco. Realizada en el siglo iii de nuestra era, muestra sus muros pintados por completo con escenas bíblicas. La existencia de libros miniados en Sefarad pudo ser muy antigua pero solo conservamos ejemplos bajomedievales, por lo que son muchas las incógnitas, al igual que nos sucede con la producción de libros miniados de al-Ándalus en su conjunto. Por lo que conocemos, no podemos hablar de un estilo inherente y distinto a la cultura hebrea, sencillamente las producciones sefardíes se incluirían dentro del panorama de la miniatura hispana del momento y podrían señalarse dos centros importantes de producción, uno en la zona aragonesa y otro en Castilla. Aunque se conocen obras miniadas del siglo xiii en el norte de Europa, los ejemplos más antiguos de Sefarad son algo más tardíos, de la segunda mitad del siglo xiii, y demuestran el gran desarrollo de la iluminación de manuscritos alcanzado en el siglo xiv. A partir de 1391, con motivo de la persecución que sufren las aljamas judías se inicia la crisis de la iluminación de manuscritos, y tras la expulsión de 1492 muchas obras iniciadas debieron terminarse en otros lugares, los mismos a los que tuvieron que huir las comunidades sefardíes. Junto a las escenas figuradas podemos también observar letras miniadas, decoraciones vegetales, filigranas múltiples, animales, decoraciones alfombradas que ocupan todo un folio, etc.
Entre los manuscritos miniados más importantes debemos recordar las biblias y las hagadot (narración del éxodo de Egipto, junto con oraciones, plegarias, himnos que se leen durante la importante fiesta de la cena (séder) de la Pascual judía (Pésah). Junto a ellos también se iluminaron otro tipo de libros, como la Misné Torá de Maimónides, obra que sistematizaba y ordenaba el sinfín de preceptos y normas contenidos en el Talmud.
Igualmente se iluminaron textos de carácter filosófico y científico. Entre los primeros podemos señalar obras de primer orden como la Guía de perplejos (Moré nebujim) de Maimónides y entre las obras científicas sobresale el célebre Atlas catalán elaborado en Mallorca por el hebreo Cresques Abraham y su hijo. Entre las biblias sefardíes podríamos recordar la Biblia de Burgos de 1260 así como las posteriores de Lisboa, de Cervera o la Kennicott I, así como otra castellana conocida como el Keter de Damasco. Entre las Hagadot, sobresalen la Hagadá de Sarajevo, la Hagada de Oro, la Sister Hagada, o la Hagada de Barcelona entre otras.
Fuente: http://cvc.cervantes.es/artes/sefarad/sefardita/libros.htm
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