El pan de pita es un pan hueco, sin miga. Es uno de
los panes más antiguos que se conocen y su origen está entre el antiguo Egipto
y Oriente Medio.
Además de como alimento, según el país, se puede
usar como plato-soporte de otros alimentos, como “bolsillo” para transportar
otros alimentos y como cubierto; con él se rebaña la comida del plato en lugar
de usar un tenedor.
Es un pan muy fácil de hacer ya que no lleva
amasados ni levados prolongados. Incluso la masa una vez preparada, se puede
conservar en el frigorífico casi una semana e ir horneando porciones según las
vayamos a consumir. Y el sabor y la textura no tiene nada que ver a lo que
encontramos en los supermercados envasados al vacío para calentar.
Lo más curioso de su elaboración es como se hincha
en el horno debido al vapor de agua que se genera al estar en contacto con una
superficie ya caliente.
En Israel nos aficionamos a este pan, tanto para la
comida típica de allí, como para un buen bocadillo de jamón con tomate, como
para utilizarlos como base de pizzas para improvisar una cena rápida para las
niñas.
La receta que más me gusta de las que he probado es
la del libro “Cook in Israel”, de Orly Ziv, una nutricionista israelí de origen
Sefardí, que imparte cursos de cocina.
Ingredientes para 8 unidades:
500 g de harina normal
1 cucharadita de sal
15 g de levadura fresca de panadería o 5 g de
levadura de panadero seca
1 cucharada de azúcar moreno (se puede sustituir por
azúcar normal)
2 cucharadas de aceite de oliva
350 g de agua
Mezcla la harina con la sal en un cuenco o en la
amasadora (para evitar que la sal entre en contacto directo con la levadura)
Añade la levadura seca y el azúcar, y si es levadura
fresca, disuélvela en la mitad de agua necesaria para la receta.
Echa el aceite de oliva y la mitad de agua y amasa
bien a mano o con la amasadora.
Añade gradualmente el resto de agua y cuando acabes,
amasa unos 10 minutos más. Verás que se separa la masa de las paredes del
recipiente.
Cubre con un paño y deja levar durante 1 hora.
Mientras precalienta el horno a 220 ºC con la
bandeja donde vayas a hornear las pitas dentro. Si tienes piedra de horno o la
bandeja es gruesa, mejor, así la superficie que estará en contacto con el pan
estará más caliente y se hincha más y sale más crujiente.
Pasada la hora de reposo, pon la masa sobre una
superficie ligeramente enharinada y haz
8-9 bolas de masa del mismo tamaño más o menos.
Cúbrelas con un trapo y déjalas reposar otros 10
minutos para poder estirarlas mejor.
Estira cada bola con un rodillo para formar un disco
de unos 12 -15 cm de diámetro (yo los hice de 15 más o menos porque me gusta el
pan fino y un poco crujiente). Si se te pega mucho la masa, espolvoréalos con
un poco de harina.
Ponlos con cuidado sobre la bandeja de hornear
caliente y hornea durante unos 10 minutos, según te gusten más blancos o más
tostados.
Nada más sacarlas del horno, ve cubriéndolas con un
trapo para que conserven la humedad.
Conservación:
Están deliciosas recién hechas, pero si no las vas a
tomar en seguida, mételas en una bolsa de plástico bien cerrada, aguantarán
días, y antes de comértelas, puedes calentarlas en una sartén, en el tostador…
También las puedes congelar un máximo de 3
meses y calentarlas cuando estén
descongeladas.
Nota:
Hay bastante diferencia entre hornearlas en una
bandeja de horno normal y una piedra de horno o una plancha de acero caliente,
como la que he utilizado yo. Es importante que la superficie de horneado esté
suficientemente caliente.
Este pan nos lo tomamos parte untando el hummus que
preparé el otro día, y para hacer bocadillos el resto.
Y tú, has probado alguna vez el pan de pita casero?
Te has animado a prepararlo alguna vez?
Fuente: http://www.puestoma2tazas.com/pan-de-pita/