Ayer comenzamos a escribir sobre
Beatriz de Luna Mendes, conocida luego
como Doña Gracia Mendes Nasí. Contamos
que Beatriz se trasladó de Portugal a Amberes (hoy en Bélgica) y continuó allí
la exitosa empresa comercial y financiera de su fallecido marido Francisco
Mendes. Beatriz utilizó su dinero e influencia para ayudar a sus hermanos
judíos a escapar de Portugal y llegar a Turquía. En Amberes, que pertenecía en
ese entonces al Imperio de Carlos V de
España, Beatriz todavía seguía ocultando su condición y observancia judía. Mientras estuvo allí a cargo de la empresa de
su fallecido marido, Beatriz trató comercialmente con el rey Enrique II de
Francia, con el mismísimo emperador Carlos V, con su hermana María, que era la
gobernadora de los Países Bajos, con los Papas Pablo III y Pablo IV y con el
Sultán turco Suleimán el Magnífico. Estos negocios involucraban actividades
comerciales, préstamos a los monarcas y sobornos a la iglesia para que la
inquisición no persiguiera a los judíos anusim (conversos contra su voluntad)
en España y Portugal.
La historia de Beatriz en
Flanders es fascinante, pero demasiado
larga para relatar. Quien quiera saber más detalles sobre la increíble
vida de esta señora puede leer el libro de Cecil Roth “Doña Gracia” o el libro
“La Mujer que desafió a los Reyes” de Andrée Aelion Brooks, ambos libros en
ingles.
Diremos brevemente que en 1544
Beatriz escapó de los Países Bajos (y del Imperio de Carlos V donde regía la
Inquisición) y se instaló en la
República de Venecia. Allí fue my bien recibida ya que su compañía comercial
beneficiaba inmensamente a esta ciudad. Venecia ofrecía a los judíos conversos
garantías para que pudieran dirigir sus negocios sin ser molestados por la
iglesia. Sin embargo, los que querían
vivir abiertamente judíos debían vivir en ghettos.
Beatriz continuó allí con sus
negocios con muchísimo éxito. Ella y su cuñado y su sobrino Yosef Nasí, seguían en el comercio de importación y
exportación de pimienta, granos y textiles.
De Venecia se trasladó a
Ferrara. Ferrara era (creo…) la única
ciudad de Europa en la cual se les permitía a los judíos practicar libremente
su religión. Esta ciudad-estado estaba
ansiosa de recibir a la familia Mendes. El duque Ercole II aceptó todos los
términos de Beatriz para que su familia
se instalaran allí. Y fue en Ferrara, en el año 1549 donde “Beatriz” se
transformó en “Gracia” (Janá) Mendes o Nasí (su apellido judío de soltera) y
por primera vez en su vida pudo practicar abiertamente su judaísmo. Allí fue también cuando Ana, su hija, cambió
su nombre por “Reina” (tanto “Gracia” y “Reina” eran nombres típicos
sefaradíes).
La comunidad judía de Ferrara
estaba compuesta íntegramente por Sefaradim que llegaron de España. La vida privilegiada y dedicada a la Tora y
Ma’asim Tobim (filantropía) de los judíos de Ferrara, como la describe Cecil
Roth, merece un articulo aparte. Digamos
brevemente que las familias más prestigiosas y acaudaladas de la ciudad como
los Abarbanel (los hijos del Rab Don Isaac Abarbanel), los Modena y los Nasí eran benefactores de cuanta causa judía
se presentara. La casa de estos mecenas y filántropos estaban siempre abiertas
para recibir a los Talmidé Jajamim (Rabinos y estudiosos de la Torá),
apoyándolos económicamente y facilitándoles acceso a algo muy preciado y
difícil de encontrar en esa época:
bibliotecas con libros y manuscritos judíos, que estas familias
adineradas poseían en sus casas. En esos
días existía una incipiente pero comunidad judía, en su mayoría refugiados sefaradíes
, en Erets Israel, en Yerushalayim y especialmente en Tsefat (Safed). Entre
estos gigantes de Torá estaba por ejemplo, el rabino Yosef Caro (1488-1575),
sus maestros, como rabbi Ya’aqob Berab, y sus alumnos, como rabbi Moshé Alshej
haQadosh y otros genios de la Torá y de la Qabbalá. Los judíos de Ferrara
apoyaban a las colonias judías y a las academias Rabínicas de Tsefat y
Yerushalayim.
Uno de los proyectos más
importantes que apoyó Doña Gracia fue el financiamiento de libros judíos en
español. Para que fueran accesibles a los “conversos” que no sabían
hebreo. En 1552 Doña Gracia financió el
“Libro de oraciones para todo el año”, escrito por el rab Yom Tob Atias,
conocido anteriormente con su nombre de “converso”: Jerónimo de Vargas. También financió la publicación de “La Consolación para las Tribulaciones de
Israel”, escrito por el Rab Samuel de Usque, publicado en 1553. Ese mismo año
estos dos rabinos estuvieron a cargo de
la primera traducción “judía” de la Biblia al español antiguo. La famosa
“Biblia de Ferrara”. En la introducción
ambos Rabinos le escribieron una emocionante carta de agradecimiento.
En Ferrara, Doña Gracia continuó
ayudando a los “conversos” de Portugal y España a escapar de la
inquisición. En 1553 ella y su familia
se trasladaron a Turquía.
Fuente: http://halaja.org