El Rabino Abraham Saba nació en
Castilla, España, en 1440. Cuando los judíos fueron expulsados de España en
1492, no había ningún lugar seguro a donde ir. Ninguna ruta estaba a salvo de
los piratas, del hambre y de la siempre presente amenaza de plagas y epidemias.
120.000 judíos escaparon a Portugal. En aquel momento Portugal parecía el lugar
más confiable. Na había que atravesar el mar, el idioma era muy similar y la
cultura era Ibérica. El Rab Abraham Saba fue uno de esos judíos que se fueron a
Portugal en busca de un nuevo comienzo. Pero los refugiados judíos de España
pronto descubrieron que el horror, la tristeza y la amargura no habían
terminado.
El rey portugués, Juan II,
deseoso de aumentar su tesoro, aprobó la admisión de los judíos exigiéndoles
que pagaran una importante suma de dinero, 100 Cruzados. Los que no podían
pagar esa suma, podían residir en Portugal por un máximo de 8 meses, por una
suma menor, 8 Cruzados por cabeza. La mayoría de los judíos, entre ellos el
rabino Saba, se trasladaron a la ciudad de Oporto, el principal puerto de
Portugal, con la esperanza de navegar en breve a un nuevo destino en Italia,
Turquía, Grecia o el norte de África. Pero la escasez de barcos hizo que su
salida sea imposible. Y después de que los 8 meses terminaron, el rey Juan
proclamó que aquellos que no podían renovar el pago de su residencia por 8
meses adicionales, o se convertían al cristianismo o serian considerados
automáticamente esclavos del rey. Nadie tenía dinero para pagar. Habían salido
de España con sus manos vacías. Las familias que rechazaron la conversión
fueron testigos de uno de las peores tragedias que sufrieron los judíos
Sefaradim. El Rey Juan ordenó separar a los hijos de sus padres, algo que ni
siquiera la cruel Inquisición española se atrevió a hacer. Miles de niños
pequeños fueron arrastrados a los conventos para ser criados como católicos.
700 niños y niñas adolescentes fueron enviados en un barco a Santo Tomé y
Principe, una remota isla en la costa occidental de Guinea, recientemente
colonizada por los exploradores portugueses, famosa por la abundancia de
lagartos carnívoros. De acuerdo con informes de la época, casi todos esos niños
fallecieron, algunos devorados por los grandes reptiles y otros de hambre o
abandono.
El Rabino Saba describe este
terrible evento en su libro Tseror Hamor, parahsat ki Tabo.
זאת היא
קללה אחרת שקרה לנו
בעוונותנו בפורטוגאל, שלקח המלך את
הבנים ואת הבנות הקטנים
ושלחם בספינות לאיי הנחשים
כדי לעשות שם
יישוב
“Esta es
la gran tragedia que cayó sobre nosotros en Portugal, el Rey tomó los niños y las niñas y los mandó
en barcos a las islas de los lagartos, para poblar ese lugar”.
Dos pequeños niños del rabino
Saba fueron tomados de él en estas circunstancias, y el rab Saba nunca los
volvió a ver. Buscando a sus hijos, cuenta él,
se vistió como gentil y recorrió numerosos conventos. En cada convento
recitaba en voz alta el Shemá Israel. Al oír la voz del Rab Abraham, atraídos
por la dulce y familiar melodía del Shema, los niños judíos de los conventos
venían hacia él y lloraban desconsoladamente.
En 1495 el rey Juan II murió y
con la ascensión al trono del rey Manuel, la situación de los judíos no mejoró.
Al año contrajo matrimonio con la princesa española Isabel, hija de los Reyes
Católicos יש”ו, con
la esperanza de traer toda la península bajo una sola monarquía. Los reyes
españoles aceptaron casar a su hija Isabel con Manuel con una sola condición:
que Manuel echara a los judíos de Portugal.
El 4 de diciembre 1496, Manuel estipuló que para noviembre del año
siguiente ningún judío podría permanecer en Portugal. Los que no se quisieran convertir deberían
abandonar sus posesiones y dejar el país. Cuando Manuel vio que los Yehudim
estaban dispuestos a arriesgar sus vidas y marcharse dejando todo atrás antes
de convertirse, se dio cuenta que la partida de los judíos iba a afectar
negativamente la economía de Portugal, como estaba ocurriendo en España. Y
decidió entonces hacer una conversion en masa, por decreto. En otras palabras,
en lugar de expulsar a los judíos de Portugal, decidió expulsar al judaísmo de
los judíos. Y los declaro a todos de facto cristianos nuevos.
Había un grupo de 20.000 judíos
en Lisboa, entre ellos el Rab Saba, esperando desesperadamente algún barco que
los pudieran sacar de Portugal. Pero el
Rey mandó a bautizarlos a la fuerza y les dijo: si quieren, pueden marcharse,
pero sus hijos ya están bautizados y se tendrán que quedar aquí… Los pobres Yehudim tenian que elegir entre
sus hijos y su fe…. Estos yehudim eran los más valientes, los que huyeron de
España dejándolo allí todo para no profesar ni siquiera en apariencias otra
religion.
El Rab Saba fue llevado a prisión.
Y cuenta que allí vio al Rab haRashi de Portugal, Ribbí Shimon Maimi (Meimi) זצ”ל. Él, su esposa, sus hijas y su
yernos fueron torturados para forzarlos convertirse y así servir como ejemplo
para los demás Yehudim. Pero el anciano Rab Maimi, al igual que toda su
familia, prefirió sufrir las terribles torturas y murió al qiddush haShem
rechazando la conversion.
Después de pasar 6 meses en un
insalubre calabozo el rabino Saba fue enviado con un grupo de judíos a la
ciudad de Arcila o Asilah, en Marruecos, una prisión fortificada. Al cabo de
unos meses, el rabino Saba pudo escapar milagrosamente de la prisión y llegó a
Fez, una ciudad con una importante comunidad judía. Le llevó unos cuantos años
al rab Saba recuperarse de su deterioro físico y emocional. Y luego de esa
larga convalecencia, se convirtió en uno de los Rabanim de la ciudad y comenzó
a reescribir sus libros.
La mayoría de sus escritos, 6
libros de su autoría, habían quedado en Portugal. Uno de los libros más
conocidos del Rab Saba, donde cuanta toda la historia que hoy hemos presentado,
es “Tseror Hamor”, un comentario sobre
la Torá. También escribió Eshkol ha-Kofer, un comentario sobre Meguilat Rut y
Meguilat Ester. Estos dos son los únicos libros de rabino Saba que tenemos. Los
manuscritos que quedaron en Portugal eran Tseror haKesef un libro de responsa
rabínica sobre temas relacionados con Rosh HaShaná y Yom Kipur. Tseror haJayim
un comentario sobre el tratado Pirqué Abot. Un comentario de los Salmos, un
comentario a la Guemará Berajot y un libro cabalístico en el cual explicaba las
diez Sefirot.
Desde Fes el rabino Saba viajó
hacia Adrianopoli (hoy la ciudad de Edirne en Turquía). Murió el 9 de Tishri de
5269 (1508) en un barco. Fue enterrado en el cementerio judío de Verona,
Italia.
La nieta del rabino Abraham Saba
se casó con el Rab Yosef Caro, el autor del Shuljan Aruj
Fuente: http://halaja.org