Creo que una de las mayores contribuciones del Rab
Benamozegh al judaísmo moderno fue su actitud hacia la conversion al judaísmo.
En ese entonces, de mediados a fines del siglo XIX, no había muchos no-judíos
interesados en convertirse al judaísmo. Todo lo contrario, muchos judíos
Europeos se bautizaban para ser aceptados en la sociedad cristiana.
Ser judío no acarreaba ningún privilegio. No existía un
Estado de Israel que acogiera y protegiera a los judíos, como existe hoy. En Europa ser judío era también peligroso.
Recordemos que entre 1881 y 1905 hubo más de 200 progroms en Kiev, Varsovia,
Odessa y miles de judíos fueron masacrados.
Sin embargo siempre existieron casos individuales, personas
muy bien educadas en su propia religion, que entendían que el judaísmo es la
“religión original”, el primero, único y último pacto de un pueblo con Dios. Y
estos individuos estuvieron dispuestos a tomar la impopular y peligrosa
decisión de convertirse a la religión de Moshé.
Uno de los casos más celebres de esta disposición a la
conversión al judaísmo fue el de Aime Palliere. Nacido en Lyon, Francia en
1868, Aime Palliere se crió en el seno de una familia católica muy devota y
desde una temprana edad demostró una gran inclinación por la religión. Primero
fue por el catolicismo y luego por el protestantismo. Pero sus inquisitivos
estudios y sus dudas acerca de la doctrina de la trinidad (1 Dios=3 dioses?) y
una visita a la Sinagoga de Lyon en Yom Kippur lo inspiraron a buscar
convertirse al judaísmo. Y así fue como decidió comunicarse, primero por
correo, con el Rabino Eliyahu Benamozegh.
Palliere eventualmente viajó a Livorno, Italia, y se encontró
con el ya anciano Rab Benamozegh en persona y le manifiesto su voluntad de
convertirse. El Rabino Benamozegh, fiel a la tradición no-misionera del
Judaísmo, lo disuadió de la idea de la conversión. Y le explicó que si un
individuo no-judío cree en la verdad de la Torá y su deseo es hacer la voluntad
de Dios, basta con que cumpla las siete Mitsvot de Bené Noaj, esto es, “Siete
Preceptos Universales”. El Rab
Benamozegh que conocía muy bien otras religiones, le explicó al joven Palliere
en su propio lenguaje, que siguiendo estas leyes un no-judío obtiene lo que se
llama en otras confesiones “su salvación” (lo que en hebreo es jayé haolam
habbá, la vida en el mundo por venir).
Para el joven Palliere las palabras del Rab Benamozegh
tuvieron mucho sentido. Palliere, por un lado, descreía de las religiones
bíblicas que pretendían “reemplazar al judaísmo”, como si el judaísmo original,
el de los 5 libros de Moshé, ya no existiera más. Pero por el otro lado estaba
profundamente apegado a su madre y a sus parientes y amigos ¿Cómo podría él
separarse de todos ellos convirtiéndose al judaísmo? Y aparte, se preguntaba,
¿Por qué si solo la fe judía es la verdadera, Dios lo creó no-judío?
Las palabras del Rab Benamozegh –que acuerdo a la ley de
Moisés, cuando una persona no judía desea hacer la voluntad del Dios de
Israel,debe adoptar la “alianza”, el
“pacto” de Dios con la humanidad– tenía absoluto sentido, en términos prácticos
y filosóficos.
Palliere nunca había oído hablar de una religión que
ofreciera “la salvación” a aquellos que no formaban parte de ella. En otras
religiones NO se concibe este tipo de alternativas. Para alcanzar “la
salvación” uno necesariamente tiene que pasarse por completo a esa religión y
ser parte de ella. Palliere se dio
cuenta de que solo la fe judía poseía la amplitud y convicción como para
ofrecer esa alternativa. El rabino Benamozegh le dijo también que “el futuro de
la raza humana está en esta fórmula [los preceptos Noájicos]. Si te convences
de ello, serás mucho más valioso para Israel que si te conviertes a la Torá de
Israel. Ya que te transformarás en un instrumento de la Divina Providencia para
toda la humanidad.”
La simple solución que aportó el rab Benamozegh es
extremadamente importante. Especialmente en nuestros tiempos donde tantos
individuos no-judíos descubren que a pesar de todos los enormes esfuerzos que
han hecho otras religiones durante siglos para eliminar al judaísmo y a los
judíos con el FIN DE JUSTIFICAR ASI SU TEOLOGIA DE REEMPLAZO, el pacto bíblico
original en realidad, ¡nunca ha sido reemplazado! Y que nuestros antepasados
pagaron con sus vidas (persecuciones, progroms y holocaustos) para mantener
esta verdad.
Aime Palliere se convirtió así en un “Ben Noaj”, un
observante de la ley “Mosaica” de Noé.
Ahora bien ¿Cuáles son esas siete leyes de Noaj?
Eso, B’H, mañana…
Fuente: http://halaja.org