José Ignacio Carmona Sánchez es
un intelectual toledano, anusim (descendiente de judíos conversos forzadamente
al catolicismo durante la inquisición española), masón e investigador del
legado sefardí. Autor de 7 ensayos y por publicar su primera novela en la que
tocará todos estos temas, sus diferentes mundos, y donde asegura que entre
ellos existe una intrincada interrelación.
Consultado por su próxima obra
nos relató que es de su particular interés masónico la mesa de Salomón o mesa
del templo y su posible ubicación en Toledo, pues cuenta con archivos
(principalmente partituras) de un diplomático y organista alemán que fue
secuestrado por los nazis y que pudieran arrojar luz, ya que uno de los últimos
descubrimientos sobre los nazis es que éstos encriptaron las localizaciones de
los tesoros escondidos en partituras musicales.
José lleva estudiando bastante
tiempo esos documentos para incorporar a su novela elementos reales de
base. Aunque José tiene vinculación con
el grupo Planeta, busca editor fuera de España para esta novela.
José ¿De dónde nace tu idea de
mezclar judaísmo, cabbaláh y masonería?
“Detrás del inicio de la
masonería están los sefarditas huidos de la península. En 1655 un rabino
sefardí Menache Bein Israel eleva una petición para que se permita el
asentamiento de judíos en Inglaterra y una pequeña congregación de sefarditas
es reconocida de manera oficial por Carlos Estuardo en 1664. Los dos primeros
judíos que reciben título nobiliario fueron sefarditas, Salomón de Medina y
Moisés Montefiore. Montefiore era un masón activo y en su nombre se funda la
logia Montefiore en 1864.
También hay antecedentes de que
llegaron sefarditas masones, y se investiga la llegada de 15 familias a New
Port desde Holanda en 1658 trayendo consigo los tres primeros grados de la
masonería, mucho antes de la Constitución oficial de la primera Gran Logia de
Inglaterra.
¿De dónde nace esa interrelación?
“Creo que hay una infiltración a
la masonería a través de los métodos alegóricos empleados por los propios padres
de la iglesia que se desprenden del esoterismo judío (Cabbalah). Entre aquellos
Padres de la Iglesia que se destacan por sus vínculos con rabinos y eruditos
judíos cabe destacar a Orígenes, Justino Mártir, Clemente de Alejandría,
Eusebio, y sobre todo Jerónimo. A través de ellos la tradición hebrea fue
penetrando lentamente en el Occidente cristiano siendo Beda el venerable quien
a raíz de su libro De Templo Salomonis Liber, fundamentado en el Templo de
Salomón y sus alegorías, influye en las corporaciones de constructores masones
que tienen origen en los monasterios.
Hay una íntima relación entre la
Masonería, Arquitectura sagrada y la Cabbaláh (obtener, del verbo Lekabel en
hebreo). Porque el mismo proceso masónico de progresión espiritual que se establece
alegóricamente cuando hablamos en masonería de construir y trabajar la piedra
poniendo en relación al hombre y al Templo, tiene su base en la mística judía.
¿Te apasionan las ciencias
ocultas?
El concepto que tenemos de
ciencias ocultas o esoterismo es un concepto que se ha degenerado. Se ha
degradado el término por una explotación comercial, sin embargo, las ciencias
ocultas que a mí me interesan son algo más profundo, porque está relacionado
con la filosofía perenne que está en el epicentro del misticismo de todas las
religiones.
La noción de magia también ha
sido denostada, es un concepto de conocimiento que no divorcia el conocimiento
científico del no científico, es un conocimiento integral. La magia supone que
las relaciones casuales que conocemos también poseen otras causales que
engloban todas las demás. De hecho, acá en Toledo la escuela de traductores
ayudó a granular y diferenciar el conocimiento en materia científica y no
científica. Pero el primer conocimiento integral que conlleva originariamente
la palabra “magia”, era mucho más amplio y fue administrado, protegido, y
trasmitido por las corporaciones sacerdotales a través de las prerrogativas del
silencio y el secreto. Y ese es el esoterismo que a mí me interesa.
Hoy en día quedan muy pocas
escuelas herederas de aquellos misterios primordiales que conserven métodos
como el rito y el símbolo. Creo que la Masonería, y me duele decirlo, acabará
desprendiéndose de su esencia esotérica en beneficio de su cara más “exotérica”
y mundana...
Eres un estudioso también de la
transcomunicación. Explícanos en qué consiste
La transcomunicación EVP es el
estudio de las voces electrónicas -de las cuales desconocemos el origen- que
interaccionan con el ser humano a través de dispositivos electrónicos y
digitales, insinuando inteligencia. No se sabe de dónde proceden, yo he sido el
único español que ha participado en un experimento científico que se llevó a
cabo en Vigo (España) formando parte de un programa de colaboración con un
instituto ligado a la universidad de Yale. El proyecto de investigación
mencionado se desarrolló en estudios de grabación privada y en la universidad.
Intervino un equipo multidisciplinar de científicos de varias nacionalidades, y
se demostró -con publicación “científica” en una revista de física cuántica y
de neurología- que las enigmáticas voces (sicofonías) que responden a nuestras
preguntas superaron cualquier filtro de control que explicase su anómala
existencia, esto es, estábamos ante un fenómeno que aun por desconcertante era
real. Yo voy más lejos en mis propios estudios en los cuales llevo décadas: son
la punta del iceberg de un fenómeno más complejo que gira en torno al misterio
de la conciencia.
¿Existe alguna experiencia de
vida que te haya marcado para inclinarte por estas ciencias?
Mi abuela me contó que cuando mi
madre estaba embarazada de mí tuvo una especie de visita, como una especie de
ángel, que le dijo que me tenía que poner mi nombre actual. No soy un elegido
ni nada, pero curiosamente mi vida se ha enfocado al estudio de la
espiritualidad y a la recuperación de
esa memoria de Sefarad.
¿Te sientes judío?
De niño, a los 7 años, de una
familia cristiana en Toledo, sin saberlo vivíamos en una casa que era una
prolongación de un cementerio judío. La historia de este cementerio es curiosa
porque hubo un judío que copió los epitafios de las tumbas que había allí y el
hallazgo de ese texto sirvió para dar testimonio de la existencia de ese
cementerio en la historia.
Yo de niño ya decía que era judío
y desconcertaba a todo el mundo. Llevaba piedras a las tumbas, besaba las
puertas, hacía cosas que nadie me había enseñado. Es cierto que rastreando
después tuve información de que tengo orígenes anusim, pero ni yo ni mi familia
lo sabíamos. Aunque empecé a advertir
con el tiempo que ciertas costumbres que permanecían en mi familia eran notoriamente
judías.
Con mi hija intentamos seguir
algunas costumbres judías como besar la mezuzá, recitar el Shemá, etc., y
aunque ella y mi mujer no tienen el mismo compromiso que yo, me respetan y
apoyan. Mi hija ha sido discriminada por
declararme públicamente masón y anusim.
Yo he procurado toda mi vida, con
mis escasos recursos, recordar, y regenerar aquella herida, sentando las bases
para que algún día Toledo vea florecer una comunidad judía viva y edificante.
Abraham Haim, Presidente del
Consejo de la Comunidad sefardí de Jerusalém me entregó la medalla a las cuatro
sinagogas de Jerusalem en premio a mi labor, acto solemne que tuvo lugar en la
sede de la gran logia en Madrid. También llegué a personas importantes como
David Hachuel, con quién hablé de proyectos, y me consta que me tiene mucho
cariño. Finalmente conocí a Belén Bianchi, una empresaria suiza que ha
fundamentado parte de su actividad empresarial en derredor de la ley de
nacionalidad de los sefardíes y hemos establecido una suerte de sinergia para
lograr mi sueño judío para Toledo.
Finalmente, cuando estuve por
primera vez en el muro de los lamentos (Kotel) tuve una especie de epifanía, y
comprendí.
También pienso que he pagado
duramente mi compromiso con el pueblo judío, pues pienso que aunque La primera
trinchera de Israel son sus soldados, la segunda es gente como yo que ha hecho
de su vida vocación y que no es fácil, porque vivo ahora en un pueblo cerca de
Toledo donde el imaginario o arquetipo colectivo del judío, por ignorancia o lo
que sea, tiene un sentido peyorativo y el masón no te cuento.
Cuando por ser escritor empecé a
aparecer en prensa, como he dicho, empezaron a apartar a mi hija de la vida
pública.
En Toledo me llaman algunos
popularmente el último judío. Es un título para mi honorífico y una enorme
responsabilidad.
O sea también has pagado el
precio de ser judío en un mundo donde abundan los mitos, inventos, estereotipos
y prejuicios en contra de los judíos.
No todos son sinsabores, recibí
también una dedicatoria de la misma reina Sofía, una foto de su persona firmada
por ella donde me agradeció de manera privada mi vocación y servicio por la
cultura y el mundo judío y sefardí en Toledo. Y puntualmente se acercan a
mostrarme su apoyo, curiosidad y cariño, líderes judíos, como los de la
comunidad judía de Ginebra que me han invitado recientemente, o rabinos de
diferentes “sensibilidades” como Mijael Sofer o Haim Casas, entre otros.
Para concluir a la pregunta de
¿si soy judío?, respecto a quienes menosprecian mis orígenes judíos, siendo
ellos judíos, instruirles en que Isaac Abravanel en su comentario al Libro de
los Reyes afirma nada menos que el más antiguo asentamiento judío en España fue
Toledo, siendo sus fundadores originarios de las tribus de Judá y Benjamín, que
llegaron poco después de la destrucción del primer Templo, y yo llevo su
sangre.
¿Cuál es la verdad masónica para
ti?
La verdad para mí es escuchar tu
corazón, porque a través de tu corazón te habla Hashem y no tienes que pararte
a comprender qué es. Hay cosas que vienen de arriba, pasan por ti, pero no te
pertenecen.
Fuente: http://www.aurora-israel.co.il/si-existe-una-relacion-directa-entre-las-fuentes-judias-la-cabala-y-la-masoneria